Ya se mencionó la importancia de la calidad como posible fuente de ventaja competitiva para la empresa. Se mencionó también la posible trascendencia de llevar hasta los últimos extremos la implantación de valores que fomenten la calidad en la empresa. En este punto, debe quedar clara la idea de que la medida en que los productos de una empresa poseen mayor o menor calidad no depende exclusivamente, como en principio se podría haber considerado, del departamento de producción, sino que la filosofía de la calidad debe impregnar las actividades de todas las áreas funcionales de la empresa, si es que se pretende alcanzar la meta fijada en términos de calidad. No sólo eso, sino que además debe partirse de la base de que el objetivo de la calidad total nunca se alcanza plenamente. De ahí la necesidad de implementar un proceso de mejora continua, que asegure que la empresa no se estanque en una situación determinada. A este enfoque se lo denomina Gestión para
GESTIÓN PARA LA CALIDAD TOTAL
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