La segunda gran categoría de costes de calidad son los asociados a la mala calidad, denominados también costes de disconformidad o de fallo. En general, se considera que el coste de no calidad es la diferencia entre lo que cuesta producir un producto o servicio y lo que costaría si no hubiera fallos. En general ésta es la categoría que supone la mayoría de los costes de calidad, y por lo tanto en la que la mejora puede ser más notoria.
CLASIFICACIÓN DE LOS COSTOS DE MALA CALIDAD
Los costes de la mala calidad pueden clasificarse en costes de fallo internos y externos.
COSTOS DE FALLO INTERNOS
Se incurre en costes de fallo internos cuando los productos de mala calidad se descubren antes de ser entregados a los clientes. Entre ellos se pueden señalar:
- Costes de desperdicio: costes de los productos de mala calidad que deben ser descartados, incluido trabajo, material y costes indirectos.
- Costes de reparación: derivados de enmendar los productos que no cumplen las especificaciones de calidad.
- Costes de fallo del proceso: que surgen de la necesidad de determinar por que el proceso está creando productos de mala calidad.
- Costes de ruptura del proceso: derivados de la interrupción del proceso productivo para reparar el equipo, etc.
- Costes de disminución de precios: costes de descuentos en los productos de baja calidad, que se venden como de segunda categoría.
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